El organismo afirmó que los cambios de los últimos años en el sistema de engorde, que incorporó dietas basadas en concentrados, tendió a "asemejar la composición de los ácidos grasos de vacunos y porcinos".
Según el organismo, "la transformación en el engorde", que incorporó dietas basadas en concentrados en vez de pasturas, cambió "la composición de los ácidos grasos de vacunos y porcinos, que tendió a asemejarse".
El estudio indicó que, igual que en el engorde porcino, "en algunos casos se usan semillas de oleaginosas o derivados del etanol y el biodiésel como componentes en las dietas, algo que puede afectar el sabor de la carne".
Enrique Paván, especialista en nutrición, explicó que "cuando la suplementación con concentrados es elevada o se extiende mucho, se genera un cambio en la proporción los ácidos grasos que podría modificar el sabor de la carne".
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